Un sueño llamado PERPIACERE

Hace dos años, un sueño, una ilusión, inició un largo  y tortuoso camino. En un país donde se llena la boca a los políticos de ayudas y facilidades, iniciar un sueño es algo más que una quimera.

Sin embargo las ilusiones han de transformarse en algo real, por que como siempre he pensado, más vale arRepentirse de lo que se hizo, que no arrepentirse de haberse quedado con la duda de lo que pudo haber sido…

Y así fue como nació PERPIACERE, de los sueños e ilusiones traidos desde Italia porPatricia, con su experiencia, su trabajo y su esfuerzo. No fue fácil encontrar un lugar, no fue nada fácil, donde, y cómo empezar. Pero a veces el destino parece que te quiere indicar el camino, y así fué como Enio (su pareja) conocío en un vuelo a Italia a un distribuidor de productos gourmet.  Era una señal.

Luego un local que estaba sin alquiler, bocetos de Enio, estudio de como diseñar un lugar diferente, ahorros volcados en llevar a la realidad esa ilusión y ese sueño.

Asi un día de Noviembre de hace dos años, se parío PERPIACERE GOURMET,  cobijo de esperanza, de todos los ahorros y cargamento de ilusiones…

Hoy PERPIACERE empieza a despedirse, triste porque todas las despedidas son tristes, no es un fracaso, fracaso es aquello que se queda sin realizar por cobardía, alegres por que a pesar de todo iniciamos algo  en el que pusimos nuestro corazón, algo que recordaremos como una aventura que si acaso no llego a puerto, si nos ha servido para vivir una experienca más,  conocer gente maravillosa, tanto compañeros de otros locales, como clientes que dejaron de serlo nada más cruzar la puerta, para ser amigos.
Amigos que te contaban su vida, sus anécdotas, sus problemas pero también sus alegrías. Personas que volvían con una sonrisa y que nos daban algo más que una compra, la satisfacción de saber que lo que les ofrecemos es algo que les ha encantado. Parejas que han hecho una cena de reconcialiación, sorpresas en el día de los enamorados, regalos de cumpleaños, o de  Reyes, ilusiones por llevar ese sabor de Italia a su mesa, fuera cual fuera el motivo de su compra.Y esas personas que han regresado nos han pagado  con ello, más que con cualquier otra compra.

También hemos tenido sus momentos malos, gente que critica por el hecho de criticar, o personas que buscan que les rebajes hasta la bolsa con la que entregamos la compra si no se la llevan, pero también de ellos hemos aprendido que devolverles una amabilidad o una sonrisa les desarma y quizás vuelvan a entrar en otra tienda y sepan que las tiendas de barrio son algo cercano, que no nos hacemos ni ricos ni millonarios, que simplemente luchamos por un sueldo como cualquier otro, que en este país ser autónomo es simplemente una locura,  que luchamos por llevar a cabo un proyecto en el que  dejamos parte de nuestras vidas.

Estos días, cuando el cártel de liquidación figura en el escaparate, es inevitable que a uno se le empañen los ojos, contener una lágrima, PERPIACERE fué un bonito sueño, y seguro que habrá más, por que lo bonito de vivir es que nunca se deja de soñar, si no sueñas, si no intentas que esos sueños se conviertan en realidad estas muerto.

Sé que cuando pase el tiempo nos costará olvidar estos dos años,  pero lo que nos enamora es pensar que lo hicimos, que lo construimos y que lo hemos vivido. ¡¡QUE PERPIACERE EXISTIÓ!!

Nos gustaría dar las gracias a muchas personas pero seguro que se nos quedaría alguna sin mencionar y no queremos que nadie se moleste. Aún así hay una persona que me es imposible no nombrarla, aunque quizás nunca lea estas líneas.

Soledad, es una viejecita de las que uno se enamora, de las que uno dice yo quiero ser como ella cuando sea mayor, Soledad es un ángel que camina por la calle Padilla, a veces junto a su marido, otras sola, pero siempre  vestida con una sonrisa. GRACIAS SOLEDAD, simplemente por ser como eres, por que  gracias a personas como tú, con tu amabilidad, tu lucha, tu fuerza, uno sigue creyendo en estos tiempos que el ser humano es maravilloso.

Gracias a todos los que habéis pasado por la tienda, sea para comprar, sea para criticar, o sea para simplemente  para echar un vistazo…

Y gracias a Juan Carlos por la compañía, por las charlas aunque a veces no estuvieramos de acuerdo, gracias a Fiorella por tu simpatía, gracias a Pilar, Pilar te echaré de menos, pero prometo pasarme… gracias a todos, de todo corazón

Hasta pronto PERPIACERE  un sueño que un día se hizo realidad.

PD: Estaremos abiertos hasta Agosto.

PERPIACERE nació de la mente, esfuerzo y los sueños de Patricia, esos sueños que moldeó magistralmente como si fuera arcilla Enio en una tienda mágica, y con la ayuda de mi hermano  Nicolás a veces encantador otras algo cascarrabias, pero que sin él PERPIACERE no habría sido PERPIACERE. Y con el siempre consejo y apoyo de mi hermana Virginia

 

RECETAS CON ENCANTO

Hoy …

ESPAGUETIS CON PURÉ DE CALABAZA

Preparación:  20 minutos
Cocción: 45 minutos + tiempo cocción pasta
Para: 4 personas

INGREDIENTES

  • 400 GRS SPAGUETTIS
  • 1  1/2 KG DE CALABAZA
  • 100 GRS, DE CEBOLLA
  • 4 CUCHARADAS DE ACEITE DE OLIVA
  • 2 CUCHARADAS DE PIPAS DE CALABAZA
  • 1 HOJA DE LAUREL
  • 1 PIZCA DE TOMILLO
  • 1 CUCHARADA DE SAL GORDA
  • SAL, PIMIENTA DE MOLINILLO

PREPARACIÓN

Pele la calabaza y elimine las pepitas.
Corte 200 grs de la pulpa en forma de dados de 1 cm y resérvelos, trocee el resto.
Pique la cebollam ponga el aceite a calentar y rehóguela 2 minutos,
Añada los trozos de calabaza, el tomillo el laurel, vierta 2 litros de agua y sazone con sal gorda.
Lleve a ebullición y cueza 30 minutos a fuego lento.
Triture y pase por el chino y rectifique de sal.
Hierva 3 minutos los daditos de calabaza en agua salada, escúrralos y páselos por agua fría.
Caliente en una sartén sin grasa y tueste en ella las pipas de calabaza.
Hierva la pasta en agua según el tiempo de cocción indicado en el envase de la misma. Escurrála.
Ponga la pasta y los daditos de calabaza dentro del puré de calabaza y mézclelo todo.
Coloque todo en una bandeja caliente y espolvoree con las pipas tostadas de calabaza y perejil picado.

receta del libro de Guy Martín